Olvídate de esa leyenda urbana que dice que los test son suficientes para presentarte al examen, sin necesidad de estudiar el temario. Y no memorices los test uno a uno: es una mala estrategia.
Y practica con tests de la DGT. Este modelo de examen requiere práctica así que practica con test que pone a tu alcance la Dirección General de Tráfico. Lo mejor es acostumbrarse a este sistema de test para que te familiarices con el tipo de preguntas que se realizan y seas mucho más ágil el día del examen.
No tengas prisa por aprenderte el temario en pocos días. Invierte el tiempo necesario para saber que dominas todos los bloques del libro que te proporciona tu autoescuela, no te saltes ninguno. Solo cuando tengas un balance global de que dominas todo, en mayor o menor medida, es cuando te puedes plantear ir al examen teórico.
En el examen te enfrentarás a 30 preguntas. Aquí surge otro falso mito: el de las preguntas trampa. Si tenemos claro todo y llegamos al examen con base suficiente, vamos a aprobarlo. Si fallamos 6, 7, 8 preguntas… eso quiere decir que no estamos preparados. Nos ponemos nerviosos cuando somos conscientes de que no lo sabemos bien.
Cuando generas seguridad a tu alrededor y cumples las normas, ya puedes planificar tu examen práctico. Ten en cuenta:
El día del examen práctico presta atención a las instrucciones que recibes. Los nervios no aportan nada y el examinador no busca meterte en ninguna encerrona. Sé prudente y no te precipites.
Antes de empezar el examen, siéntate bien al volante. Parece algo obvio, pero la ergonomía es fundamental para afrontar la prueba con garantías. Tienes que estar cómodo al volante, llegar bien a los mandos, mirar bien por los espejos.